Madrid, la capital de España, vio nacer a principios de los 80 el movimiento del graffiti, con la gran peculiaridad de tener 3 estilos diferentes de graffiti (de firma, hip hop y subway art) que convivieron durante varios años, emulando en gran parte los pasos y fases del mítico graffiti de Nueva York. Esta es la historia del graffiti de Madrid.
Graffiti autóctono (flechero) de Madrid
El denominado graffiti autóctono, graffiti flechero o writing graffiti al estilo Madrid apareció a principios de los 80s, sin una clara referencia directa al graffiti de firma que invadió Nueva York en esa época.
La primera inspiración de este tipo de graffiti en Madrid la encontramos en Ámsterdam, Holanda, donde ya en 1979 la cultura punk del país, que recibía información directa por su influencia musical de EEUU, encontró en el graffiti una forma de escribir sus nombres de banda y eslóganes, en definitiva, una forma perfecta de hacerse ver en muchos lugares de forma rápida.
Es importante recordar que en el Madrid de los 80 surgió la llamada Movida Madrileña, donde jóvenes del ámbito cultural, con mucha influencia de la música punk, pop y rock, se convirtieron en sus máximos exponentes… y los grupos de punk (y del metal y el rock) comenzaron a escribir sus nombres en las calles (incluso en el interior del metro). Y algunos chavales vieron la oportunidad de emular ese comportamiento y comenzaron a escribir sus nombres por la ciudad, primero por su barrio y luego por toda la ciudad.
Primera ola del graffiti autóctono
La primera ola del graffiti autóctono la situamos a mediados de los años 80 y nos lleva a los distritos de la Latina, Carabanchel y Fuencarral y Tetuán en el norte de la ciudad. Pronto comenzaría a expandirse por la red de metro, así en el distrito centro de la capital comenzaron a aparecer firmas. Se veían desde Arganzuela a Retiro, pasando por Argüelles, el barrio de Salamanca o Chamberí.
La expansión pasa de los barrios a las calles, con la carretera M-30 y la línea 6 de Metro, que recorrían Madrid de forma circular, como ejes perfectos para los primeros escritores de graffiti. Incluso los que tenían su propio medio de transporte podían llegar más lejos y poner la firma en más sitios.
Inicialmente estos primeros escritores firmaban sólo con rotuladores y era un puro acto de bombardeo, de poner su firma en cuántos más sitios mejor, ahí no había ni piezas, ni deseo de hacer murales, ni nada parecido a una guerra de estilos.
Es más, no había ninguna relación alguna con el graffiti Hip-Hop que llegaría unos años después y podemos decir que casi ni se consideraban grafiteros o escritores de graffiti, sino un grupo de jóvenes a los que les gustaba pintar. No buscaban reconocimiento ni pretendían eliminar su anonimato, lo que les otorgaba más libertad.
Figuras destacadas en el graffiti flechero de Madrid.
De esta primera expansión del graffiti de firma en Madrid destacan 5 nombres sobre el resto: Muelle, Bleck (la rata), Josesa Punk, Glub y Jojass Punk, aunque fueron muchos los que se adentraron en este mundo y de los que hablaremos más adelante.
La figura principal fue Muelle, un joven madrileño, nacido en 1965 en el barrio de Campamento, a las afueras de la capital y que a principios de los años 80 creó con su firma el llamado graffiti autóctono madrileño o flechero, por la utilización de la flecha como forma estilística destacada de las firmas. Una revolución social al mismo nivel que consiguió Taki 183 en Nueva York.
El otro gran nombre fue Bleck (la rata), que tomó su nombre del famoso artista urbano Bleck le Rat, del que había oído hablar de su actividad en Francia. Su presencia por toda la ciudad y su carisma le permitió a Bleck ser el único en poder competir con Muelle en cuanto a popularidad. Sin embargo, eso no quitó que en cuanto se conocieron se hicieran muy amigos y compartieran muchos momentos juntos.
Luego comenzaron a aparecer más nombres, incluso hubo quien puedo escribir su nombre en lugares más alejados, como Juan Manuel, que lo conseguía gracias a tener coche y ser mayor que el resto.
Esta firma flechera era como un logotipo, la idea era que fuera casi siempre igual, pese a que con los años, cada escritor fue evolucionando un poco su firma, incluyendo diferentes tipos de flecha, incluso la R que popularizó Muelle.
Convivencia del graffiti flechero y el hip-hop graffiti.
A mediados de los 80s comienza a llegar el graffiti Hip-Hop a Madrid y los flecheros se ven obligados a evolucionar, primero por una nueva competencia y luego por el auge del movimiento hip-hop en los barrios, así que comienzan a aparecer los brillos, colores, las sombras o el aspecto tridimensional para asemejarse al nuevo estilo de graffiti.
El graffiti comienza a aparecer en la prensa nacional, tanto en formato prensa en papel como radios y TV. Y en 1990 se emite “Mi firma en las paredes”, documental sobre el movimiento del graffiti flechero y la figura de Muelle en Madrid.
Como era de prever el primero que inició está revolución fue Muelle, que comenzó a usar rellenos, nuevos grosores y brillos, creando una versión más madura y consolidada de su firma. Además, pese a que la pieza ponía su nombre, le añadió el “by Muelle” para que se pudiera asociar este nuevo estilo con los anteriores.
Se cambia del rotulador al spray, aunque no todos los hicieron, por ejemplo Bleck se mantuvo firme con el rotulador y no empleaba casi el spray.
Sobre 1985-1986 tenemos la llamada época híbrida, donde conviven ambos estilos, que no compiten, inicialmente, en el mismo terreno, pero que pronto comienzan a no entenderse con toda la facilidad que se presuponía, puesto que unos les quitaban sitios a otros. Era una competencia de estilos, donde los escritores del movimiento hip-hop menospreciaban en muchas ocasiones a los escritores flecheros.
Evolución de los escritores autóctonos.
Lo que sucedió es que algunos de los escritores autóctonos comienzan a pasarse al otro lado, algunos de manera directa, otros de forma híbrida, manteniendo ambas líneas y algunos lo dejan visto el nivel de competitividad que no les interesa.
Algunos escritores destacados que evolucionaron fueron Matakuras MK que pasó como escritor destacado al Subway Art y firmar como KOAS y luego como Hen, de los PTV. Otros casos fueron Jojass que pasó a ser Alien y Kus que firma como Remebe.
El problema para el movimiento autóctono es que mayoría de los que probaban el estilo hip-hop se quedaban en ese estilo y olvidaban el flechero. Así, para principios de los 90s el graffiti flechero decae, hasta casi su completa desaparición, aunque tuvo una pequeña reaparición a principios del año 2000.
Sin embargo, es importante destacar que los escritores autóctonos también fueron pioneros en el denominado Subway Art, o graffiti en el metro y trenes. Aquí destacaron nombres como Rafita, que fue uno de los más activos y que alardeaba de pasar más tiempo bajo tierra que pintando en superficie, aunque su firma, más elaborada y compleja que el resto, le hacía ser más lento, por lo que debía pasar más tiempo pintando.
Los flecheros no pintaban exterior de trenes, sino que firmaban en el interior de los vagones, en la publicidad y cartelería del interior; los que sí lo hacían eran los escritores híbridos, que manejaban el estilo flechero y el hip-hop y, por supuesto, los escritores de hip-hop graffiti, que fueron los máximos exponentes del pintado de trenes.
Además el modus operandi de cada grupo es diferente, mientras que los autóctonos suele pintar en solitario, los asociados al hip-hop lo hacen en parejas, grupos y con una gran preparación y coordinación.
Graffiti Hip-Hop de Madrid.
El inicio del graffiti Hip Hop en Madrid se data entorno a 1984-1985, influenciado directamente por la cultura de Estados Unidos y las corrientes europeas del movimiento, principalmente de Francia, donde había llegado el graffiti antes que a España.
El retraso en la llegada del graffiti Hip-Hop a Madrid lo encontramos por diversos factores: tecnológicos, técnicos, conocimiento del inglés para consumir recursos visuales y escritos, etc. La primera película proyectada en Madrid relacionada con la cultura hip-hop fue Break Dance en 1985, pero el verdadero auge llegó con la emisión de la mítica Style Wars en 1986.
Incluso el break dance o la música hip-hop llegó antes que el graffiti a la capital de España, ya que a través de la base militar de Torrejón de Ardoz se introdujo la música hip-hop.
Por otro lado, Barcelona juega un papel clave en la aparición del Hip-Hop graffiti en Madrid, ya que su carácter multicultural y como destino de vacaciones de muchos jóvenes europeos, hace que traigan sus influencias del graffiti.
Incluso, años después, se crea un vínculo directo entre Barcelona y Madrid, con la creación del colectivo ACME, compuesto por escritores de ambas ciudades.
Expansión del graffiti hip-hop de Madrid.
Su expansión por Madrid se produjo por toda la comunidad, desde Carabanchel a Vallecas y el sur y este de la zona metropolitana. En la zona de Campamento se ven piezas en 1985 y en la zona de Móstoles para 1986, incluso en ese año ya se comienzan a ver vagones de metro y de de la red de cercanías pintados, coincidiendo con la emisión de Style Wars en TV.
El primer writing corner o punto de encuentro de Madrid capital se sitúa en el mítico Instituto Ramiro de Maeztu, sede del Estudiantes de baloncesto, puesto que allí estudiaron varios de los escritores más importantes del momento. Otros lugares interesantes en la escena hip-hop fueron “el Retiro”, la plaza de Colón o Azca/Nuevos ministerios, que era lugar de quedada para los amantes del break dance.
Los QSC.
Se puede considerar al grupo QSC (Quicksilver Crew) del barrio de Campamento como los principales promotores del Hip Hop Graffiti en Madrid. Pese a que muchos de sus miembros empezaron a pintar mucho antes, fue fundado en 1989 por Seone, que le da el nombre y Enry 538, que luego paso a ser KOOL, considerado una referencia para todos y un líder para el grupo.
Posteriormente entran en los QSC otros nombres destacados como: AGS, ARDI, CAME, CHEMA C, IVAN Q, MATA, SAC o SNOW. A los QSC se les atribuyen muchas de las acciones más importantes de la época, incluida la introducción de la guerra de estilos o del robo de botes para pintar como parte del proceso. Incluso fueron los primeros en colaborar con la escenografía de un programa de TV en España. Era 1991 y el programa Hablando se Entiende la Basca, de T5 con Jesús Vázquez de presentador.
En 1986 se ve la verdadera transición del graffiti de firma a piezas murales de gran formato. Se pasa del componente estático, la pared al movimiento dinámico que ofrece la red de metro y trenes.
Podríamos decir que, a diferencia del graffiti flechero, en el movimiento hip-hop había una línea común, ya que la mayoría escuchaban la misma música, vestían parecidos, les gustaba el rap o el hip-hop y su estilo de pintar era parecido, con una influencia visual directa del movimiento hip-hop de Nueva York.
Nuevas crews y llegan los fancines.
El Hip Hop graffiti se extiende por Móstoles, Alcorcón, Parla, Valdemoro, Torrejón de Ardoz o Coslada y aparecen nuevos grupos como los TCK, DMC o los TZA. Y los estilos comienzan a ser algo diferentes en cada lugar, porque sus integrantes están en aprendizaje continuo en base a libros, vídeos, documentales y fotos. Además el flujo de información sigue su curso, a lo que unimos el intercambio de información entre aquellos que viajan a Barcelona, Alemania, Francia o Bélgica.
En 1989 aparecen los primeros fanzines de graffiti españoles, compuestos por fotocopias en blanco y negro de piezas realizadas por escritores de todo el territorio, incluso del extranjero. Algunos de estos fancines fueron D-Color Mag creado por JAST en Alcorcón y Caution de FLOOD y WON.
Comienzan a llegar los fanzines en alta calidad y en color, que permite obtener imágenes de diferentes lugares y de otras referencias culturales. Además los escritores asisten a encuentros, festivales y se intercambian bocetos y fotografías, por lo que el avance en cuanto a técnico y estilos es muy notorio en esos años.
Los años dorados del hip-hop graffiti de Madrid.
Podemos definir los años 1992-1993 como los dorados del hip-hop graffiti en Madrid, con una exposición mayor en medios de comunicación y sus primeras inclusiones en el circuito comercial de galerías de arte, algo que no gusta a todos por igual, creándose dos ramas bien diferenciadas.
Por un lado, la que seguía manteniendo el carácter ilegal, clandestino y tradicional del graffiti y otro que se adapta a lo que demanda al mercado, haciendo un graffiti más comercial y “vendible”. Este hecho replica a lo que sucedió en Nueva York, cuando los escritores de graffiti más importantes colaboran con galerías, viajan por todo el mundo, renunciando a su esencia por buscar un medio de ganarse la vida. Las referencias de Keith Haring, Basquiat, Futura 2000, Lee o Lady Pink, estaban presentes para muchos de estos chavales, pero el resultado en Madrid no fue el mismo y sólo unos pocos, muy pocos, consiguieron adaptarse a este tipo de graffiti a demanda.
Subway art en Madrid.
En esa época dorada le unimos el auge del graffiti en los trenes, donde incluso se observa una lucha de grupos por controlar y pintar las distintas líneas de metro de Madrid. Las más afectadas fueron la línea 1, 5, 6 y 10, destacando las líneas 5 y 10 porque tenían partes que circulaban en exterior, lo que aumentaba la visibilidad y recordaba a lo que se veía en los trenes de Nueva York.
Para conseguir pintar en el metro y luego en los trenes, era necesaria una extensa labor de investigación (tal y como se explicaba en el libro Getting up de Craig Castleman). Había que entrar a las cocheras, analizar cuáles eran las paradas menos vigiladas, etc. para ello se saltaban vallas, se entraba por túneles o se hacía metidos en el mismo tren que llevara hasta el final de línea.
De nuevo, al igual que se veía en las películas, libros y documentales que venían de Estados Unidos, una parte fundamental era la documentación del proceso y el hecho de poder fotografiar tu pieza circulando se convertía en un hito destacado que resaltaba sobre los demás.
A mediados de los 90 tras este auge se produce un descenso en el movimiento del graffiti hip-hop madrileño, provocado principalmente por unas políticas restrictivas cada vez mayores en el metro y porque algunos de los escritores iniciales deciden apartarse del graffiti.
Del Metro a la red de Cercanías.
El movimiento del subway art se traslada hacia la red de trenes de cercanías, la RENFE, quedando el metro como uno de los lugares más difíciles para pintar, lo que aumentaba el reto y la dificultad para algunos escritores.
Así que toca recomponer la escena, algo que se consigue a mitad de la década, entorno al 94, cuando aparece una nueva escuela madrileña, a lo que sumamos la aparición del spray específico para graffiti con la llegada de Montana Colors, pero eso es otra historia…
Al igual que sucede en Estados Unidos o en Europa el graffiti en Madrid sigue vigente y muy activo, pero esos años dorados de su primera expansión y desarrollo ya han pasado. Se sigue pintando ilegal, pero los lugares están más vigilados y son muchos los que traspasan la frontera y se pasan sólo al terreno legal, pintando murales o haciendo arte urbano.
Hasta aquí este viaje por la historia del graffiti en Madrid, conociendo fechas, figuras claves, estilos y algunas de las técnicas empleadas. Seguro que no están todos, pero si son todos los que están, nos puedes dejar en comentarios lo que te ha parecido y si quieres hacer alguna aportación, será más que bienvenida.
Libros y webs de consulta:
- 📖 Madrid-Graffiti 1982-1995 de F. Figueroa y F. Gálvez.
- 📖 Punk Graffiti Archives: Madrid.
- 🔗 Madrid me priva
- 🔗 Spanish graffiare
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